10 de agosto de 2010

EL TREN BALA:

UN PROYECTIL DIRIGIDO AL CORAZÓN DEL TREN DE Y PARA TODOS
Cuando ya creíamos que tan solo había sido un mal sueño, reaparece nuevamente en escena el trasnochado proyecto del denominado “tren bala” (Notife, 3/08/10). Presentado por la presidenta Cristina Fernádez como un “avance modernizador” para nuestro país, el “tren bala” consistiría esencialmente en una formación de “alta velocidad” (300 Km/h) que uniría Rosario y Buenos Aires, para extenderse luego con una versión más “lenta” hasta la Ciudad de Córdoba. Para su concreción, la presidenta firmó un contrato en el 2008 con el consorcio Veloxia, encabezado por la firma francesa Alstom e integrado por las empresas Isolux (española) y Eepa e Iecsa (argentinas)

Este tipo de tren de alta velocidad, requiere de vías con un ancho internacional “standard” (1.435 mm), de uso exclusivo, y consume tanta electricidad, medida en kilovatios/hora, como una ciudad de 25.000 habitantes”.Tiene tecnología desarrollada en origen (Francia) debiéndose importar íntegramente el material rodante y de servicios. Su esquema de financiación implica un endeudamiento del país por 30 años cercano a los 4.000 millones de dólares, con un crédito garantizado con la entrega de Títulos Públicos, que quedarían en manos del Banco francés Natixis.

Frente a este proyecto faraónico y para unos pocos, se presenta la alternativa del “tren para todos”, una propuesta de integración nacional, que plantea la reconstrucción de nuestro desguasado sistema ferroviario, mediante la reconstrucción a nuevo de 18.000 km de vías (7.000 Km para trenes de pasajeros y de carga, de 11.000 Km. más sólo para trenes de carga y la compra de 300 locomotoras, 900 coches de pasajeros y 15.000 vagones para carga.

Esto permitiría llegar a todas las zonas del país (Noroeste, Noreste, Cuyo, Centro y Patagonia), a todas las grandes ciudades, y a cientos de pueblos que volverían a conectarse entre sí, bajando costos de transporte y reactivando las economías regionales, con generación de trabajo genuino y repoblación de pueblos del interior. Estos trenes podrían desarrollar velocidades de hasta 120 km por hora (tres veces el promedio de velocidad actual) y los pasajes costarían varias veces menos de lo que cuesta actualmente un pasaje en micro, ayudando así a descongestionar nuestras sobrecargadas rutas y a disminuir drásticamente las abultadas tasas de accidentes en las mismas.

Todo ello con una inversión cercana a los 3.100 millones de dólares, que representan un 75 % de la prevista para el tren bala pero con cero endeudamiento externo, ya que bien podrían utilizarse aquí las abultadas reservas del Banco Central. Y por si fuera poco, el "tren de todos", utilizaría tecnología nacional y del Mercosur al alcance de las capacidades de nuestro país. Sería una forma de reimpulsar la industria ferroviaria nacional con la construcción de vagones, el ensamble de locomotoras y la producción de repuestos, generando miles de puestos de trabajo.

Frente a esta situación surgen dos responsabilidades ineludibles del Congreso Nacional:
En primer lugar, investigar las consecuencias (y responsabilidades conexas) que surgen de dar curso al contrato firmado con el consorcio Veloxia, dado que el mismo implica incrementar nuestro endeudamiento externo (siendo esta una facultad privativa del congreso) o, por el contrario, de que el país (todos nosotros) tengamos que pagar una multa de mas de 500 millones de dólares, en caso de rescindirse el contrato. Al mismo tiempo nuestros representantes legislativos deben dar curso al proyecto de reconstrucción ferroviaria que, impulsado por el Movimiento Tren para Todos con el respaldo de más de un millón de firmas recolectadas en todo el país, tiene carácter de iniciativa popular, previsto en nuestra Constitución Nacional.


MOVIMIENTO TREN PARA TODOS

MOVIMIENTO PROYECTO SUR

PARTIDO PROYECTO SUR








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