¿No es esta una amenaza de desestabilización de las instituciones democráticas? ¿No es esto someter a un chantaje a la institución parlamentaria?
No estamos hablando del inefable Raúl Castells y su retorno fulgurante a la pantalla chica, sino del Presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos quien, a lo largo de 100 días de conflicto, se convirtió en el referente principal de todo el movimiento agrario ayudado, sin duda, por la mayor parte del poder mediático que actúa como apéndice de los intereses más concentrados y poderosos que reinan en nuestro país.
Nada es casualidad. Como tampoco lo es el nuevo alineamiento político de la derecha en la Argentina que, como de costumbre, tiene olfato y sabe dónde jugar sus fichas.
Quienes siempre peleamos del lado de los trabajadores, de los docentes, de los desocupados, de los Derechos Humanos, estamos en otra vereda. Nosotros no estamos con el gobierno, que cometió serios errores en el manejo del conflicto y al que exigimos terminar con el saqueo, que renacionalice nuestros recursos naturales y redistribuya la riqueza con justicia. Pero nos oponemos y denunciamos sin medias tintas a las acciones de desestabilización que sólo pueden alimentar una alternancia de gobierno por derecha, además de las previsibles secuelas de violencia que, como siempre, cobran sus víctimas en los sectores más pobres de la sociedad. Aquellos que han venido siendo los rehenes de los bloqueos de rutas con sus efectos de desabastecimiento, aumento especulativo de precios, suspensiones y despidos laborales, situaciones que los han puesto al borde de la desesperación.
