16 de febrero de 2009

El Plebiscito de Venezuela y la democracia

Hugo Kofman

Integrante de Proyecto Sur – Ciudad de Santa Fe

El diario La Capital de Rosario titula hoy que "Chávez se eterniza en el poder". Millones de argentinos reciben hoy impactos mediáticos similares. Tal es la forma de presentar el triunfo del movimiento patriótico bolivariano en un plebiscito popular, en el que se reformó la Constitución de nuestra hermana república de Venezuela. Al respecto, analizaremos aspectos metodológicos, institucionales y políticos.

Al igual que en Bolivia hace muy pocos días, el proyecto de reforma estaba perfectamente explícito, toda la población tuvo la oportunidad de analizarlo y luego de expresarse libremente en las urnas, en forma limpia y secreta, sin ningún tipo de coerción. La oposición golpista, que ahora posa de democrática, tuvo en sus manos los principales medios de comunicación masivos, además de varios millones de dólares aportados por empresas multinacionales y por sus "buenos amigos" del norte.

Hagamos ahora dos comparaciones. Luego del "pacto de Olivos" de Alfonsín y Ménem, se reformó la Constitución Nacional de la Argentina. Los electores votamos constituyentes y luego éstos en la convención negociaron y votaron un "paquete" elaborado a espaldas del pueblo. Por supuesto que los argentinos ya no tuvimos oportunidad de opinar mediante un plebiscito popular, a pesar de que ahí, además de la cláusula de reelección, se aprobó la liquidación de la propiedad nacional de los recursos naturales, y su transferencia al patrimonio de algunas provincias para su privatización.

Veamos el segundo ejemplo: en los EEUU ya llevan 27 enmiendas constitucionales, y los mecanismos son aun menos participativos, puesto que son aprobadas directamente por el Congreso Nacional y parlamentos de los Estados, sin que se convoque siquiera a elección de convencionales. Estos son los "democráticos" que señalan con el dedo acusador al "dictador" Hugo Chávez.

Desde un punto de vista institucional, hay que considerar que las estructuras establecidas por una constitución no son fijas e inamovibles en ninguna parte del mundo, incluso no hay una fórmula única para definir a un régimen republicano. Hasta tenemos países "libres" y "modernos" en los que las formas parlamentarias conviven con estructuras monárquicas, a pesar de que lo esencial del sistema republicano es su ruptura con toda forma monárquica de gobierno vitalicio de una persona, ya sea por herencia familiar o por imposición dictatorial. El sistema republicano introduce el concepto de que la legitimidad de un gobierno se basa en su origen democrático y en la posibilidad de renovación periódica. Lincoln definía al gobierno democrático como aquel que es "del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", cuestión ésta última de la cual estamos bien lejos.

Nada de esto se puso en tela de juicio en Venezuela, sino que todo lo contrario. El pueblo podrá seguir votando periódicamente por sus representantes, cambiándolos cuando sea necesario, pero también renovando sus mandatos cuando así lo decida libremente. Chávez no "se eterniza". Simplemente la mayoría de los votantes decidieron tener la posibilidad de reelegirlo en las próximas elecciones, por considerar que es quien mejor podría conducir el rumbo transformador que ha elegido el pueblo venezolano hacia el ejercicio pleno de la libertad, la soberanía nacional y una vida digna para todos. La Patria Socialista hacia la cual se avanza con la lucha democrática y con la organización popular.



Santa Fe, 16 de febrero de 2009

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