Diversas causas determinan un aumento significativo de la intensión de voto opositor al gobierno nacional. El conflicto del campo en el 2008, con su trasfondo político destituyente y la manipulación por el poder mediático, así como la forma insidiosa de presentación del tema de la inseguridad, han coadyuvado a volcar franjas importantes de la población hacia el terreno opositor.
Pero además hay razones concretas y objetivas que explican este giro: la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y de las jubilaciones, la carestía de la canasta alimentaria, de los medicamentos, del transporte, de los alquileres, de los servicios e impuestos, y la imposibilidad de acceso a la vivienda propia para la ...mayor parte de los jóvenes. La crisis internacional, en los marcos de una economía extranjerizada y dependiente, está aumentando la desocupación y reduciendo en muchos casos hasta el propio salario nominal.
Frente a esta realidad, palpable por amplios sectores populares, aparecen como una burla grotesca, las estadísticas oficiales del INDEC, que reportan una inflación del 7,2 % para el 2008, mientras que nadie puede ignorar que en los bolsillos supera el 30%.
El Kirchnerismo se viene desgajando por derecha y por izquierda, y ante la posibilidad cierta de perder la mayoría automática en el poder legislativo, recurre a las viejas y reiteradas fórmulas de instalar el miedo a la desestabilización de la democracia, intentando así retener o recuperar votos, que en su mayor parte ya perdió en forma irreversible. Pero al mismo tiempo sigue aplicando recetas clásicas del pensamiento colonial que impera en nuestro país desde hace muchos años: pedir nuevos créditos externos, tratar de sostener el poder adquisitivo de la alta clase media usando para eso los fondos de los jubilados, no molestar a las multinacionales que saquean nuestros recursos naturales y el producto del trabajo colectivo de los argentinos, y seguir exprimiéndonos con generosos pagos de intereses de la deuda externa ilegal e ilegítima. Mientras que en el otro extremo de la sociedad, crece el hambre, la desnutrición, la mortandad infantil, la violencia social, la drogadicción juvenil, la trata, y muchas otras calamidades producidas por la pobreza extrema.
Es palpable cierto “reflorecimiento” radical empujado por el trato benévolo de la televisión al desertor y luego traidor Cobos, así como por el ensalsamiento de la figura del ex presidente Alfonsín como héroe de la democracia, al momento de su muerte. Ricardo Alfonsín, un político de poco relieve, adquirió puntos (“valor agregado”) con la muerte de su padre. También se nota una mayor presencia de las coaliciones o frentes “cívicos”, y del macrismo, y el retorno de otros “muertos vivos” como Reutemann y Duhalde, todos favorecidos por la política de los monopolios de la comunicación. La hipotética vuelta al gobierno de estos sectores en el 2011, no resolverá ninguno de los problemas existentes y solo puede representar mayores penurias para nuestro pueblo y mayor dependencia para la nación. Incluso el retorno a la peor época de las obsecuentes relaciones “carnales” con el Imperio, implementada por el PJ menemista, y luego por la “Alianza” con hegemonía radical.
Pero estas circunstancias, de ninguna manera nos deberían llevar a la política del “mal menor”, que en este caso, sería el apoyo directo o indirecto al oficialismo kirchnerista, lo cual sería volver a caer en la trampa eterna de la alternancia bipartidista. Está visto que su ciclo de “bonanza” económica se ha agotado, dado que no se basó en un desarrollo genuino, soberano y equitativo, sino sólo en la recuperación de la capacidad ociosa de las fuerzas productivas en base a la devaluación de la moneda y por lo tanto del salario, y en la profundización del modelo agro minero exportador, sosteniendo todas las estructuras de la economía colonial. Incluso aumentando la extranjerización de la tierra y de la industria. Apostar a un gobierno carente de voluntad política para recuperar nuestra soberanía y garantizar condiciones de vida digna para todos, equivale a conducir a la gente a lo que será sin duda un nuevo callejón sin salida.
El voto que será sin duda mayoritariamente opositor, y en particular el de de los jóvenes que acceden por primera vez a las urnas, debe ser orientado hacia una opción liberadora como la que propone Proyecto Sur, lo cual significa ponerse al frente de propuestas políticas claras de recuperación de nuestros recursos naturales, de nuestra red ferroviaria, de la soberanía alimentaria, de la investigación y no pago de deuda ilegítima, y sobre todo de la redistribución de la riqueza, creando empleo genuino y garantizando seguridad social para todos. Lo cual además solo será posible con una amplia participación y movilización del pueblo y sus movimientos sociales.
Impulsar el país hacia adelante no es desestabilizar al Poder Ejecutivo, sino trabajar para la formación de un bloque legislativo con firmes convicciones nacionales y populares, capaces de construir una verdadera opción ante una derecha que se alimenta de las inconsistencias del actual gobierno. Los legisladores que necesitamos no deben ser simples fabricantes de discursos que se limitan a oponerse sistemáticamente a todo, sino genuinos representantes del pueblo, que van al Congreso a impulsar las transformaciones que el país necesita, a enfrentar las políticas de injusticia, entrega y degradación del medio ambiente, pero también a apoyar y fortalecer aquellas cosas que se puedan hacer bien. Entre ellas la de la integración latinoamericana y la cooperación con los gobiernos populares de Bolivia, Venezuela, Ecuador y Cuba, y el avance de los juicios a los genocidas de la dictadura, que es necesario extender a los responsables civiles y beneficiarios económicos.
De esta forma pondremos una verdadera barrera a la desestabilización de la democracia, que proviene tanto de las inconsistentes políticas oficiales, como de las apetencias elitistas y represivas de la derecha liberal, que hoy se vuelve a vestir con piel de cordero.
por Hugo Kofman
Integrante de Proyecto Sur – Santa Fe
Candidato a Concejal
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