» Por Carlos Del Frade - candidato a diputado nacional de Proyecto Sur
Los grandes medios de comunicación de Buenos Aires anticipan que el resultado de las elecciones del próximo 28 de junio en la provincia de Santa Fe decidirá la suerte de dos potenciales candidatos a presidente de la Nación: Hermes Binner y Carlos Reutemann. El territorio santafesino, entonces, es clave en relación al futuro político del país.
De allí la necesidad de pensar qué ocurre en la vida cotidiana de los más de tres millones de habitantes en la provincia. Los últimos datos oficiales informan que los santafesinos producen más de 70.000 millones de pesos por año. Cifra que lleva el denominado producto bruto per cápita a casi 22.000 en doce meses.
En forma paralela, hay más de 611.000 chicas y chicos menores de 14 años sumergidos en la pobreza, de los cuales más de 301.000 son indigentes. Pibas y pibes que no comen bien o no viven en lugares adecuados o no pueden vestirse como corresponde o no asisten todos los días a la escuela.
Dos mapas superpuestos explican la situación de la provincia. Si se coloca la geografía santafesina que tiene áreas o parques industriales sobre cualquiera que presente la división política en departamentos, surge una evidencia: donde no hay industria se registran los más altos índices de desocupación y pobreza.
Así como sucede a nivel nacional, en la provincia se ha profundizado la concentración de riquezas, la extranjerización de la economía y el aumento de la indigencia. No es casual que en las últimas semanas haya aparecido la noticia de la exportación de casi 100 kilogramos de cocaína en el interior de los troncos de palos borrachos desde el castigado departamento de San Javier. Narcotráfico emergente en un lugar sin desarrollo industrial y que suele mencionarse en la ruta del turismo sexual con casi adolescentes desde principios de los años noventa. Pero este hecho puntual de San Javier se repite a lo largo y ancho de la provincia.
Al igual que el país, la explotación irracional de los recursos naturales en peligrosa combinación con el modelo extractivo de la soja y derivados con su consiguiente expansión de la frontera agrícola, presenta la pérdida de biodiversidad en la zona de islas, la casi extinción de la fauna ictícola y la desertificación de gran parte del territorio.
La secuencia sequía-inundación es el resultado de grandes negocios llevados a cabo por multinacionales que nunca indemnizaron al pueblo santafesino por los costos sociales y ecológicos que dejaron al territorio.
La ausencia del ferrocarril como medio de comunicación humano y no solamente como transporte de la riqueza al exterior, desarticuló el mercado interno y la incipiente industria local en varios puntos de la provincia.
Desde los años 90 en adelante, la precarización laboral es el documento de identidad de las mayorías trabajadoras. La estabilidad apenas llega a menos de la mitad de la población ocupada y las jornadas se extienden a más de 10 horas diarias.
Las fuerzas de seguridad, nacionales y provinciales, conviven con el delito cuando no lo fomentan, tal como surge del expediente que investigó el crimen de Sandra Cabrera en donde queda demostrado cómo integrantes de la policía federal y la santafesina explotan a las meretrices para vender drogas en las calles rosarinas. De allí que no habrá seguridad hasta tanto no haya una especie de CONADEP de esas mismas fuerzas que hoy promueven más la delincuencia que su prevención.
Por otro lado no hay democratización en los grandes medios de comunicación de la provincia, de allí la urgencia de discutir en profundidad no solamente el anteproyecto presentado por el oficialismo en torno a la denominada nueva ley de servicios de producción audiovisual sino también una revisión política y social en torno al rol que cumplen las grandes empresas periodísticas asentadas en las principales ciudades de Santa Fe.
Proyecto Sur Santa Fe, entonces, pelea en contra de la concentración de la riqueza y la tierra, el modelo extractivo y depredador de los recursos naturales, por la recuperación de un desarrollo industrial vinculado a las necesidades internas, del tren para todos, la educación pública, la democratización en los medios de comunicación, la universidad y la ciencia al servicio de las mayorías, trabajo digno, asignación universal por hijos, creación de audiencias públicas que controlen a los organismos nacionales y capitales privados desde las comunidades escolares construyendo escobas, espacios comunicacionales barriales, que debatan y sancionen a funcionarios que funcionan en relación a intereses minoritarios como expresión concreta de democratizar la democracia, por leyes que castiguen la evasión y elusión de ganancias y el lavado de dinero y que devuelva al estado provincial una herramienta financiera propia para impulsar el desarrollo con inclusión, la soberanía alimentaria y la creación de un ministerio de deporte a nivel nacional y otros tantos en los estados provinciales a fin de darle lugar y sentido colectivo a los destinos individuales de nuestros pibes.
Proyecto Sur Santa Fe hace política desde el amor y la bronca, del profundo amor por las construcciones políticas de nuestro pueblo que a lo largo de la historia ha generado sueños colectivos inconclusos como el yrigoyenismo, el peronismo, las experiencias de distintas organizaciones de izquierda, los ideales de nuestros 30 mil desaparecidos y la dignidad amanecida en diciembre de 2001.
Venimos a pelear por lo que queremos en contra de lo que no queremos.
Con la idea de recuperar la dimensión colectiva del afecto.
Por eso intentamos acercarnos a nuestro pueblo para cambiar y transformar la realidad.
Porque para que nuestros hijos tengan un futuro hay que recuperar lo que nos robaron, material y espiritualmente.
De eso se trata Proyecto Sur Santa Fe.
De eso hablamos cada uno de nosotros, mujeres y hombres que tenemos el orgullo y el desafío de ser candidatos a diputados y senadores nacionales por el estragado y, al mismo tiempo, fenomenal pueblo santafesino.
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