Hugo Kofman
Proyecto Sur – Ciudad de Santa Fe
7 de enero de 2010
Así como en 2008 el vicepresidente Cobos fue elevado al rango de “héroe” por su voto “no positivo” a las retenciones móviles, de igual manera hoy se está subiendo a la misma categoría al Sr. Martín Redrado, presidente del Banco Central, que esta vez no quiere dar voto positivo a la toma de reservas del Banco Central para pagar deuda externa. Toda la oposición de la parte “cívica” y PJ disidente se rasga las vestiduras defendiendo la “institucionalidad”.
Redrado, de raigambre menemista neoliberal, y toda esa “oposición” dieron el visto bueno o se hicieron los distraídos en 2006 cuando Kirchner pagó de las mismas reservas una suma aún mayor a los acreedores externos. ¿Será que en la actualidad a este sector de la clase política se le ha despertado de pronto una fuerte vocación patriótica y democrática?
Obviamente estos neo-patriotas, que ahora corren por izquierda a un gobierno que tampoco nada tiene de patriótico, poseen una larga tradición de entrega del patrimonio nacional, megacanjes, recortes salariales y leyes “Banelco” a pedido del FMI. Y en realidad, tampoco plantean el no pago de la deuda externa, ni siquiera que haya que investigarla. Veladamente o no, en consonancia con Cristina Kirchner, están convencidos que hay que pagar pero no echando mano de las reservas sino algo aún peor: acceder a los fondos a través de la reducción del gasto público, lo cual significa ajuste, recesión y más miseria como lo hicieron siempre. Incluso represión.
Deberíamos pensar qué hubiera hecho esta oposición si el gobierno decidía pagar la deuda a través de la recaudación fiscal, o sea de los recortes y ajustes. No sería descabellado pensar que hubiera planteado que los fondos salgan de las reservas del Banco Central.
Más allá del atropello institucional que significa manejar la deuda y el Banco Central por decreto, la cuestión de fondo es otra: ¿Para qué se deben usar las reservas del Banco Central? Proyecto Sur ha sido siempre claro en esto: necesitamos tomar de las reservas del país al menos 6000 o 7000 millones de dólares para invertirlos en Ferrocarriles, Barcos Mercantes, Energía, Petróleo Nacional, Empleo, Educación y Salud. Y no para pagar una deuda externa cuya mayor parte ha sido declarada por la Justicia como ilegal e ilegítima.
En otras palabras: las prioridades son otras, deben anteponerse las necesidades populares y la soberanía nacional y no los intereses de los acreedores externos y sus socios locales. Esa es la discusión de fondo que no hay que perder de vista en medio del debate institucional.
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