El lunes pasado esta mujer fue brutalmente asesinada en su local comercial cerca de las diez de la mañana, en un hecho que inmediatamente los medios de comunicación locales quisieron hacer pasar por “robo”.
Como sostienen los familiares de Silvia y también los diferentes organismos de Derechos Humanos de Santa Fe, es en exceso sospechoso el ensañamiento que los autores materiales del crimen han tenido con la víctima, quien sufrió entre siete y nueve puñaladas según la autopsia oficial, una de ellas directa en el corazón, y, además, llama poderosamente la atención la ola de entredichos y confusiones que desde el momento del hecho se han venido desatando en torno a las pistas y a los posibles móviles del asesinato.
Por esta razón desde Proyecto Sur Santa Fe exigimos al Estado en sus diferentes niveles (provincial, nacional y municipal) el esclarecimiento de este acto. Existen numerosísimas razones para dudar de la simplista y acomodaticia versión de robo.
El gobierno de Binner debería comprometerse a fondo a desmantelar de una vez por todas el aparato represivo en Santa Fe, y debería también salir sin claudicaciones a exigir que se determine si estamos o no frente a un crimen político, razón por la cual repudiamos la tibieza de las primeras declaraciones de la vicegobernadora, quien se lamentó de que Silvia no hubiese aceptado entrar en el programa de protección al testigo.
Los “nostálgicos de la muerte”, como mencionó en conferencia de prensa Queca Kofman, nuestra Madre de Plaza de Mayo, son capaces de utilizar cualquier medio para atemorizar a los testigos e impedir que continúe el proceso de enjuiciamiento contra quienes cometieron atroces crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura.
Pero ni la desaparición de Julio López ni el asesinato de Silvia van a impedir que la ola de justicia desatada en estos últimos años siga su ritmo esclarecedor. Vamos a seguir luchando por juicio, castigo y cárcel común para todos los genocidas y sus cómplices.
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