13 de diciembre de 2010

Pobreza, muerte e hipocrecía

Con cuatro muertos en los acontecimientos de Villa Soldatti y cientos de seres humanos sometidos a la miseria mas degradante en ese predio, resulta insultante que se celebre el día de los Derechos Humanos con un megafestival musical a pocos kilómetros de distancia.

La presidenta, que organizó este festival, tiene razón en acusar de Xenofovia a Mauricio Macri, por sus expresiones y su política discriminatoria y represiva. Pero eso no la exime de responsabilidad ni en la situación previa, ni en los propios hechos. Tampoco es coherente que no condene a la brutal represión que hace pocos días realizó el gobernador de Formosa Gildo Insfran contra integrantes de un pueblo originario, con dos muertos como resultado.

El hecho es que los muertos son siempre los pobres. Y pareciera que su vida vale menos por eso.





Aunque resulte chocante, habría que imaginarse qué hubiera ocurrido si la policía hubiera matado a cuatro estudiantes de algún colegio privado de Buenos Aires.

O a dos o tres habitantes de algún barrio encumbrado de la city. Con seguridad se hubiera declarado duelo nacional, y ni se hubiera hablado de un festejo por el Dia Internacional de los Derechos Humanos.

Hay que asumir que hay una cuestión de fondo: los vecinos que fueron a ocupar el predio, lo hicieron porque vivían una situación insostenible, que se volvió explosiva. Mujeres que trabajan en servicio doméstico, hombres que viven de changas o de trabajos precarizados, ya no pueden pagar lo que les cobran por el alquiler de una simple habitación donde se hacina una familia completa. Y más allá de si fueron solos u organizados, o si hubo o no "vivos" que sacaban provecho de esa situación, esos hombres y mujeres fueron a realizar una ocupación pacífica, que terminó en una represión sangrienta por parte de la policía de Macri, ante la inacción del gobierno nacional.


Y también hay que lamentar y repudiar el accionar de "vecinos", que apoyados en la prédica xenófova, atacan a los ocupantes. Quizás muchas de esas mujeres sin hogar, en su mayoría bolivianas y paraguayas, son las que ellos mismos explotan como empleadas domésticas o en otro tipo de relaciones laborales precarizadas.
Unos son los responsables directos de la masacre, otros los indirectos. Pero en el fondo lo que nos está matando es la persistencia del modelo neoliberal de capitalismo salvaje, que nos divide cada vez más en ricos y pobres y que nos enfrenta a unos contra otros.

Hoy hay que parar la violencia y buscar ya una respuesta inmediata al grave problema habitacional existente. Pero no habrá solución definitiva hasta que como sociedad tomemos la decisión de realizar cambios de fondo a este sistema de injusticia y saqueo, y garanticemos condiciones de vida digna para todos. Solución que pasa por trabajo digno, soberanía, salud y educación.

Solo asi tendrá sentido festejar el día de los Derechos Humanos: cuando los hagamos realidad en nuestra patria.


Hugo Kofman

Proyecto Sur - Santa Fe 13 de diciembre de 2010




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