30 de mayo de 2011
Una gran brecha social en la capital del segundo Estado Argentino
Por Carlos del Frade (*).
De acuerdo a los últimos datos publicados por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censo de marzo de este año, la geografía existencial de los que reciben un salario en el segundo estado de la Argentina presenta algunas curiosidades y realidades que merecen prestarles atención.
En el aglomerado Santa Fe – Santo Tomé, por ejemplo, sobre un total de 505.419 personas, se considera que hay un 41,9 por ciento de inactivos.
Las personas con ingresos suman 283.075 mientras que las que no reciben pagos suman 222.344.
La llama población económicamente activa esta compuesta por 216.764 personas, de las cuales 202.742 figuran como ocupadas y 14.022 como desocupadas.
Una de las primeras curiosidades que surgen, es que dentro del rubro “inactivos”, figuran las amas de casa.
De tal forma hay un grosero error en la percepción oficial del rol del ama de casa ya que debe ser encuadrada entre el universo de los trabajadores que, en todo caso, no perciben salarios, pero nunca formar parte de los “inactivos”, porque de esa forma se falsifica la realidad del cosmos laboral de la región, en particular, y de la provincia, en general.
También hay aquí otra trampa porque al calificar a las amas de casas como inactivas tampoco se las incluye en las mediciones sobre trabajo precario o sobreexplotadas.
Esta conceptualización de las mujeres amas de casa es una de las tantas herramientas que después termina minimizando el porcentaje de desocupados.
Las amas de casas, inactivos para la encuesta, representan nada menos que el 20 por ciento de los que supuestamente no producen en los alrededores de la ciudad capital.
El primer grupo de personas inactivas son los jubilados, un 25 por ciento de los mismos, según las cifras oficiales. También en este punto sería importante precisar cómo hacen los jubilados para empatarle al fin de mes, más allá de ocupar un espacio entre los “inactivos”. Muchos de los jubilados, además de percibir su mensualidad, trabajan en distintas actividades que no aparecen en los informes.
Más de la mitad de los desocupados de Santa Fe – Santo Tomé son antiguos obreros que no pudieron reintegrarse en la matriz productiva en blanco. Una postal de la continuidad de los años noventa.
Entre los ocupados, el 73,2 por ciento son asalariados; el 21,3 por ciento, trabajadores por cuenta propia y el 5,9 por ciento, patrones.
Y atención con esta cifra: el 34,4 por ciento de los ocupados no tienen descuentos jubilatorios.
Los ingresos medios de los ocupados son de 1.800 pesos mensuales, mientras que los inactivos perciben, 840 pesos cada treinta días.
Los que menos ganan, el llamado decil uno, perciben entre 80 pesos y 424 pesos mensuales, haciendo un promedio de 286 pesos mensuales.
El subsuelo de la sociedad santafesina santotomesina.
En cambio, el decil diez, el que marca la realidad de los que tienen los mayores ingresos, tienen un salario que va desde los 3.200 a los 19 mil pesos mensuales. El promedio es de 4.197 pesos.
A la hora de calcular la brecha entre los que más tienen y los que ni siquiera le empatan al fin de mes, habría varios criterios.
Si se comparan los ingresos promedios, la conclusión que la diferencia es de 14,67 veces (286 pesos contra 4.197 pesos).
Pero si se hace una evaluación entre el ingreso mayor que tienen los que menos ganan (424 pesos) y los que más ganan (19 mil pesos), la brecha social es abismal: 44 veces.
Si la medición tomara como valores el mínimo de los que menos reciben (80 pesos) y el mínimo de los que más perciben (3.200 pesos), la distancia es de 40 veces.
De tal forma, la realidad de los ingresos en Santa Fe – Santo Tomé, muestra una profunda injusticia social y una concreta desigualdad a la hora de pensar el anuncio de la cacareada distribución de la riqueza que han hecho tanto el gobierno nacional como provincial.
En el Gran Rosario, mientras tanto...
La población del Gran Rosario suma 1.260.416 habitantes.
Los que perciben ingreso en la zona son 754.443 personas, mientras aquellas que no los tienen suman 505.973 personas.
Entre las calificadas por los datos oficiales como personas “inactivas”, figuran los estudiantes (40,4 por ciento), jubilados (31,2 por ciento), amas de casa (20,9 por ciento), discapacitados (1,3 por ciento) y rentistas (0,3 por ciento).
Una vez más se repite un concepto que luego incidirá a la hora de describir el universo de los trabajadores precarizados: las amas de casa aparecen como inactivas. Una calificación falsa que no tiene mayores explicaciones salvo la de esconder una actividad productiva que no quiere ser tenida en cuenta como tal.
La mayoría de los desocupados de la zona son ex obreros (el 79 por ciento de los que no tienen ocupación), una demostración concreta de la continuidad de la matriz de exclusión de los años noventa.
Los empleados sin descuento jubilatorio suman el 36,3 por ciento de los asalariados.
Otra postal de lo que significa la precariedad laboral en la zona.
El ingreso medio de los ocupados es de 2 mil pesos y el 50 por ciento de los que tienen ingresos no supera los mil quinientos pesos mensuales.
Los que menos ganan en el Gran Rosario, los ubicados en el denominado decil 1, 75.462 personas, perciben entre un peso y 400 pesos, siendo el promedio 262 pesos mensuales. Ellos, los que viven en el sótano de la región, apenas se quedan con el 1,3 por ciento los ingresos totales.
En cambio los que más ganan, los del decil 10, suman 75.465 personas, reciben entre 4 mil y 16 mil pesos mensuales, siendo 6.200 pesos el ingreso promedio. Estos números significan que se quedan con el 31,3 por ciento de los ingresos totales.
De tal forma, la brecha social, si solamente se toman los ingresos promedios (262 pesos para los que menos ganan y 6.100 para los que más ganan) la distancia es de 23 veces, superior a la disparidad nacional que llega a 17 veces según los siempre curiosos números del intervenido INDEC.
Si se tomara el mayor ingreso de cada uno de los deciles (40 pesos y 16 mil pesos), el abismo social es de 40 veces.
Una brutal distancia entre los que menos tienen y los que más perciben que demuestra la falsedad de la llamada política de distribución de riquezas de la que hablan tanto desde el gobierno nacional como del provincial.
Una cifra más: hasta el noveno decil, es decir alrededor de 680 mil personas que viven en el Gran Rosario, el ingreso promedio es de 3.298 pesos, muy por debajo de la canasta familiar que establecieron la CGT y la CTA.
Y mucho menos de los 4 mil pesos que debería cobrar cada habitante de la provincia mayor de dieciocho años de acuerdo al PBI regional (alrededor de 75 mil millones de pesos) si hubiera una justa distribución de las riquezas.
De allí que sea fundamental aplicar políticas que, entre otras cosas, graven a las grandes exportadoras que llegan a facturar 30 mil pesos por minuto, como es el caso de Cargill, para que en la provincia de Santa Fe existan ingresos que permitan el sostenimiento material de los viven en estos arrabales del mundo.
*Periodista y candidato a primer diputado provincial por el Movimiento Proyecto Sur.
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